Estando ya a finales de mayo habría preferido realizar una receta más veraniega como puede ser una ensalada pero el día hoy es desagradable y frío y por eso elegí un plato más acorde con las bajas temperaturas.
El formato de pasta es el "tortiglione", en forma de tubos con estrías. Es una pasta corta que recoge muy bien las salsas consistentes como esta que os presento.
Ingredientes para seis personas:
- Medio kilo de pasta (un paquete)
- Dos zanahorias
- Un calabacín mediano
- Media berenjena
- Un pimiento rojo
- Un bote de tomate natural
- Aceite de oliva
- Sal, pimienta y orégano
- Medio vaso de agua
- Queso parmigiano rallado
En una sartén con un poco de aceite puse a dorar la zanahoria y el calabacín cortados en trocitos. Después añadí la berenjena también en trozos, y más tarde el medio pimiento. Cuando estaba dorados y crujientes, eché el tomate, la sal, la pimienta y el orégano. Para que no quedara muy denso, añadí el medio vaso de agua y lo dejé todo a cocer tapado a fuego lento unos 15 minutos.
Mientras en una olla grande puse a calentar el agua con sal gorda. Cuando empezó a hervir, eché la pasta y la dejé cocer, revolviéndola de vez en cuando, los 11 minutos que decía el paquete. Una vez "al dente", la escurrí y la pasé a la fuente en que la iba a servir añadiéndole un chorrito de aceite y la salsa de la sartén. El queso se lo añadió cada uno en su plato.
Un consejo para quienes tienen niños a los que no les gustan las verduras. Cuando la salsa está ya casi preparada, la pasáis por la minipimer y la servís sobre la pasta. Así les hacía yo de pequeños a Matteo (¡hoy ventaríano!) y a Laura que no querían ni ver la berenjena. La salsa queda de un bonito color naranja y si les decís que solo es de tomate, ¡seguro que se lo creen!
Yo le suelo añadir un pizca de azúcar al tomate, le saca la acidez y realza los sabores, pero es cuestión de gustos ...
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